viernes, 29 de junio de 2007

REAL MADRID DE GALICIA

Florentino Pérez, Fernando Martín, Villar Mir y Ramón Calderón han sido presidentes o candidatos al sillón supremo del Real Madrid. También son empresarios. Ninguno es gallego. Pero....

Florentino Pérez es uno de los constructores con más intereses en la costa gallega, especialmente en la norte.

Fernando Martín es ahora el dueño de la anteriormente coruñesa Fadesa.

Villar Mir aparece diariamente en la prensa por un conflicto económico, laboral y ecológico relacionado con una de sus posesiones empresariales en la ruta marcada para el AVE en Galicia.

Ramón Calderón y su actual Real Madrid se han hecho con parte de la gestión del tradicional y simbólico trofeo Teresa Herrera y el presidente pronto visitará A Coruña para presentarlo junto a Lendoiro.

Por lo tanto, dos reflexiones. Parece claro que el tópico tiene algo de razón cuando dice que el club blanco es el de los poderosos. Y también se hace patente que eso de la Galicia autosuficiente sigue siendo una quimera (y un objetivo) porque la economía y la política de este viejo país sigue en manos de Madrid.

martes, 26 de junio de 2007

PODER DESCONFIADO

Que las largas estancias en el poder son invitaciones a la tiranía es algo que va escrito en los genes humanos. Para demostrarlo sólo hay que acercarse a la comparación degenerativa entre el primer y el último Aznar o el primer y el último Paco Vázquez. Con sus matices, Lendoiro también va penetrando por esa senda. La salvedad es que el fútbol vive todavía más acelerado que la sociedad, por eso también las desconfianzas son más rápidas. Para unos y para otros.

Lotina ha firmado por una temporada. Da igual si ha sido su petición o el ofrecimiento. Lo extraño es que un presidente que siempre ha confiado muchísimo en los entrenadores evidencie con tanta claridad la desconfianza. O que haga lo mismo un técnico de apariencia tan poco polémica, tan de club.

Pero lo peor es que antes las perversiones del poder se combatían con la rebeldía o la negación. Ahora sólo se acude a la desconfianza.

lunes, 25 de junio de 2007

VERANO

Como España es un lugar que se ha construido volcado hacia su zona más soleada, el verano parece eterno y sirve para detener la práctica totalidad de las actividades. El fútbol se ha acabado, la política juega su final en dos semanas (debate estado de la nación) y también se para, el trabajo y la educación.... todo se duerme, excepto las fiestas y los incendios. Quizá por eso el verano llega en medio de celebraciones (Sevilla, Racing, Fabril, el Madrid de baloncesto...) y fuego (las hogueras de San Xoán).

Ahora las intrigas toman el relevo del juego. Fichajes, rumores, negociaciones... puro artificio muchas veces. Relleno vacacional. En eso también el fútbol es como la vida. Las vacaciones sirven para que te hagan creer en un maravilloso resto del año que en la mayoría de los casos nunca será real.

martes, 19 de junio de 2007

¿GRANDES AFICIONES?

El peloteo es una manifestación genética de la españolidad que alcanza su mayor grado de exhibición en las desgracias. No existe biografía de un fallecido que no esté trufada de halagos a pesar de que el desaparecido haya sido un personaje vilipendiado durante toda su vida o simplemente haya sido un miserable por el que nadie debería desplegar medio gesto de tristeza. En el fútbol pasa lo mismo. Y resulta que ante un descenso todos sienten dolor por esa maravillosa afición que no merecía un golpe tan duro y bla, bla.... Pues no.

No todas las hinchadas son iguales. Las hay buenas, las hay regulares y las hay malas. De repente, todos los comentarios apuntan a las excelencias de la descendida afición del Celta. ¿Sus méritos esta temporada? Haber acudido en buen número al partido final de la campaña, cuando les regalaron las entradas y al calor del folclorismo. Porque durante el resto del año, nada. Un estadio semivacío. Como siempre, porque hace un cuarto de siglo que no se llena Balaídos. Sin embargo, dicen que es una masa social de las mejores de la Liga y que no merecía esto. Será por el vergonzoso movimiento aquel de entrega de amuletos; o por haber agotado las camisetas de un entrenador mediático (el que los ha hundido) en vez de apreciar los méritos del que tenían; o por haber callado ante las miserias de la gestión o la indiferencia de muchos futbolistas; o por tantas otras. Ahora vuelven a Segunda. Y el peloteo se hace fuerte en su mentira.

Mientras, al Athletic de Bilbao no hay quien que lo tumbe porque en ese caso sí, con su gran afición se lo puede permitir.

lunes, 18 de junio de 2007

SIETE AÑOS

El largo calvario deportivista de 2007 guardaba un guiño final en medio del caos y la crispación en la que se ha sumergido el club. La peor temporada desde la que devolvió al equipo a Primera después de casi veinte años pliega las velas lejos de Riazor, pero ante uno de los conjuntos que mejores recuerdos despierta entre la parroquia blanquiazul: el Espanyol. Hace siete campañas el Dépor también terminaba el curso frente a los catalanes, pero la situación era muy diferente ya que por entonces los coruñeses se jugaban y conseguían el título de Liga. Desde entonces, se ha vivido un ciclo dorado e histórico que ha acabado degenerando en la actual crisis institucional y en algunos nubarrones deportivos. Sin embargo, el gesto simbólico de este último partido intrascendente no alcanza sólo al propio conjunto blanquiazul sino también al ejemplo que puede encontrar en su contrincante.

El Espanyol sólo tenía en liza un posible maletín blaugrana aquel 19 de mayo de 2000. Su mira estaba puesta una semana después en la final de Copa que le enfrentaría al Atlético de Madrid. Levantó el trofeo. Desde entonces los pericos han vivido entre glorias y sustos, pero llevando una línea más o menos coherente y razonable. Sin delirios de grandeza ni errores depresivos. Para tomar nota.

A pesar de pertenecer a una ciudad de millones de habitantes, el Espanyol es un equipo modesto y de afición muy limitada. La sombra del Barça y su representatividad casi impuesta por decreto complica la existencia de una entidad que supo responder a las dificultades con integración y proyecto. Por un lado, y en vez de optar por la bronca permanente contra el evidente desnivel en los apoyos oficiales a favor de su rival culé, construyó pequeños puentes por los cuales pudieran discurrir algunas ayudas. Asimismo, en vez de exponer a su hinchada a la división constante, gestos como la catalanización del club sirvieron de vínculo integrador para sectores que por motivos sociales o políticos miraban con desconfianza al club españolista. Pero es en lo deportivo donde la línea de actuación perica encontró su mejor aliado. Conscientes de los peligros financieros, apostaron por la cantera. De forma silenciosa pero efectiva. Sin necesidad de proclamar a los vientos supuestas terceras lecciones ni nada parecido, el Espanyol ha ido cimentando la mejor base de toda la Liga junto a la del Sevilla y por encima ya de las vascas, con mayor tradición en ese terreno. De allí han salido Capdevila o Sergio, por poner los ejemplos más cercanos. También Raúl Tamudo, el símbolo eterno y máximo goleador histórico del club. Respetado por la grada pero también por las altas esferas. Nadie lo imagina saliendo por la puerta de atrás, lo que sería su desgraciada salida natural de ser el jugador franquicia de su rival de esta noche, según marca la historia deportivista más reciente.

El año pasado, el Espanyol ganaba otra Copa del Rey. Hace un mes rozó la Copa de la UEFA aunque cayó en los penaltis ante el Sevilla tras una final ya legendaria. En medio de esos éxitos, temporadas estupendas por la zona europea y otras de agonía hasta el final salvando la categoría en el último minuto. Lo que corresponde a su nivel. Y encarando el porvenir con ilusión y un nuevo estadio. Sin vivir de rentas. Creyendo en el futuro más allá del orgullo de siete años.

jueves, 14 de junio de 2007

ABRAZOS

Hace unos meses se puso de moda una especie de movimiento ciudadano global, formado por gentes que se dedicaban a salir a la calle con carteles en los que se ofrecían para abrazar a cualquiera que lo deseara. En teoría, intentaban así denunciar la falta de humanidad de la civilización moderna y un montón más de sitios comunes de ese estilo, todos ellos basados en realidades tan ciertas como fáciles de deducir. Lo hicieron. Las plazas públicas se llenaron durante un par de horas de abrazos entre desconocidos y todo fue buen rollo de anuncio para televisión. Pero en la vida real, por lo menos cuando es honesta, los abrazos no se regalan. Al revés, su uso y valor sirven para medir a la gente. También a la del fútbol.

Durante más de dos décadas una de las palabras más utilizadas por el mundillo futbolístico fue la poco académica abrazafarolas. Su predicador principal era el periodista Jose María García y con ella no se refería a disculpables borrachines depresivos en busca de cariño a cualquier precio ni a mosquitos nocturnos obligados a buscar la luz por naturaleza animal, sino a la disposición clásica de algunos directivos a aliarse con el diablo con tal de conservar el poder. Esa acepción del palabro mantiene cierta vigencia e incluso se ha ampliado a otros ámbitos del balón. Por ejemplo a los futbolistas. Aunque en ese caso se les podría denominar también como besaescudos. Desde que el fútbol entró en la vía de imponer el comercio por encima de la tradición se ha extendido entre las hinchadas, quizá como respuesta, la visión del futbolista profesional como un mercenario de paso con el que no se establece ningún tipo de conexión sentimental. Se ha implantado la desconfianza. Para contrarrestarla, ciertos jugadores optan por pensar que el público es idiota. Y entonces es cuando se les ve babosear la camiseta después de un gol, fingiendo amor por los colores, o declarar imaginarios deseos de jugar en tal club desde que era niño a pesar de que por entonces no conocía ni la ciudad donde ahora vive. Pero no cuela. Y normalmente esos son los futbolistas que pasan por un sinfín de equipos y en ninguno dejan más huella entre la afición que la del rechazo. Sin embargo, de vez en cuando el fútbol vuelve a sus emotivas raíces y aparecen tipos que saben que jugar no está reñido con sentir sino todo lo contrario.

Joan Capdevila disputaba el domingo su último partido en Riazor. Luego se despedía. Sin falsedades. Se iba un gran lateral, un tío entrañable. Como decía un socio: “Uno de los nuestros”. Por eso al dejar el césped se subió a donde viven los deportivistas como él, a la grada. Y allí se fundió. No con farolas ni con infantiles regalos con forma de protesta mediática. Con su gente. Con un abrazo de verdad.

martes, 12 de junio de 2007

PRENSA

Blair dijo ayer que "los periodistas son bestias que sólo quieren destrozar la vida de la gente".
La prensa francesa ha censurado el evidente colocón de Sarkozy después de reunirse con Putin.
En España se ha tapado la sospechosa casualidad de que Otegi fuera detenido justo cuando se dirigía a una rueda de prensa después de la cual tenía concertada una entrevista con el prestigioso y muy difundido periódico británico 'The Times'.
Una fiscal del 11-M denuncia la baja catadura moral de la prensa que defiende las demenciales teorías conspirativas y el juez mediático le llama la atención por salirse de tono.
Los creadores de opinión se escandalizan porque dos equipos de fútbol sala (uno representando a España y otro a Cataluña) han demostrado que la convivencia puede ser algo normal y pacífico jugando un partido en un torneo en Moscú.
Los muy patrióticos medios deportivos madrileños atacan duramente a los ingleses por usar con Hamilton adjetivos parecidos (e incluso más moderados) a los que ellos utilizaban con Fernando Alonso.

Sin embargo, siempre hay razones para creer en el periodismo. Una, por ejemplo, era poder leer en 'El País' todos los lunes las crónicas futbolísticas de Enric González desde Roma. Pero se confirma que el panorama está triste. Resulta que la de hace dos semanas fue la última. Se acabaron las 'Historias del Calcio'.

Qué difícil es tener fe.

lunes, 11 de junio de 2007

TIEMPOS DE 'CASTING'

El paso del tiempo se nutre de descubrir continuamente lo que ya se conocía. Hoy el deportivismo recordará que su club además de economía, política y sensibilidad es también fútbol. Un matiz olvidado que reaparece en el horizonte como si se tratara de algo nuevo. Con el lenguaje ocurren fenómenos similares. Siempre existió el acoso, el senderismo o el examen, lo que pasa es que ahora se llaman mobbing, trekking o casting. Está de moda la inglesa terminación -ing, la misma que en Gijón luce el Sporting. De allí salió Marcelino Toral, técnico del Recreativo que visita Riazor para jugar un partido y, además, someterse a una prueba de aptitud, al consabido casting.

El asturiano es uno de los principales candidatos a ocupar la vacante que deja Caparrós en el banquillo blanquiazul. Después de anunciar su adiós a Huelva, se ha dejado querer en coruñés y hasta ha compartido mesa y mantel con Lendoiro, que valora su opción pero la comparte con otras, entre las que destaca Miguel Ángel Lotina. A favor del vasco está la línea clásica del éxito deportivista, que siempre se ha nutrido de entrenadores tranquilos y buenazos como Arsenio Iglesias y Javier Irureta, similares en estilo y método al todavía realista. En la balanza de Marcelino aparecen la proyección, el buen gusto y su juventud, cuestión básica para un Dépor que parece abocado a seguir moviéndose en los baratos terrenos de la formación. También puntúa a su favor el don de la casualidad. El calendario quiso que pisara Riazor cuando el relevo en la dirección técnica es ya una realidad indiscutible y en un partido sin intereses clasificatorios, lo que le convierte en centro de la atención mediática junto a varias despedidas locales. En eso ha tenido suerte. Porque, además, después de dos semanas de incertidumbre y crispación la hinchada deportivista siente necesidad de ilusiones inmediatas, urgencia que siempre ayuda a emparentarse con la primera que entra en el bar.

Ya existe un precedente que ilustra sobre la relevancia de la fortuna temporal a la hora de acceder al vestuario del Dépor. Por designios insondables, Joaquín Caparrós se presentó en A Coruña para ofrecer una charla entre técnicos a los dos días de anunciar por sorpresa que dejaba el Sevilla, donde no comulgaba con las maneras del presidente Del Nido, algo fácilmente entendible. En esa visita se gestó su fichaje. La presencia física es un aliado de fuerza mayor para prevenir problemas futuros. Los puesto de mando (como el de Lendoiro) pasan su principal prueba en la capacidad de elección. Un error en ese terreno puede eclipsar cientos de aciertos en otros. Un ejemplo. Se cuenta que el prestigioso editor Carlos Barral tuvo en sus manos el manuscrito del Cien Años de Soledad de García Márquez. Lo rechazó. Ahora y a pesar de haber sido una pieza esencial en la difusión de autores de primer nivel como Cortázar o Vargas Llosa es fundamentalmente recordado por aquel fallo. Lo tuvo a tiro, delante de sus narices, pero lo dejo ir. (...) es un interesante entrenador llamado Marcelino el que se sitúa demasiado cerca del alcance del Deportivo. Si pasa de largo y después triunfa en otras latitudes llegarán los lamentos y las protestas. Si es que por mucho que el término esté banalizado a base de operaciones triunfo y factores X, esto del casting es algo muy serio.

sábado, 9 de junio de 2007

NECESARIOS DISIDENTES

El fútbol es un mal lugar para la autocrítica colectiva. Por algún concepto desviado de la estima, muchos hinchas tienden a ver a sus clubes como entes inmaculados donde no cabe el defecto. Es una malformación propia de folclóricas que ha encontrado acomodo en diversas situaciones. Igual que la cantante de turno se ve a obligada a gritar y casi llorar las bellezas del lugar en el que se encuentra (da igual que se trate de un amontonado terrible o que no lo conozca más allá de la Plaza Mayor) la falta de cultura futbolística que abunda por España ha hecho norma de ese “Murcia que bonita eres” que traspasado al balón conduce al “Bollullos, eres el mejor”. Sin embargo, no lo es. Y a nadie debería parecerle mal esa evidencia. Si embargo ocurre. Porque se confunden sentimientos con realidades.


No hace falta ganar todo para amar a unos colores y lo que ellos significan. El Dépor, obviamente, no está ni siquiera entre los diez mejores clubes del mundo, aunque sí accedió a ese nivel en sus etapas más gloriosas y todavía aspira a asomarse de nuevo por ahí. Pero la actualidad objetiva es otra. No obstante, una buena parte de la hinchada blanquiazul se siente agredida cuando otros, después de intentar sin éxito conocer una verdad que los tranquilice, se ven obligados a declarar en voz alta que la situación económica de la entidad es muy preocupante. No son uno, ni dos, ni tres. Pero desde la radicalidad se les acusa de antideportivistas. ¿Su pecado? no mantenerse en esa pasión ciega y antigua que impone que “somos los mejores y todo lo tenemos bien”. Sin embargo, no se conoce circunstancia en el mundo que haya avanzado sin antes reconocer sus errores. Asumir una enfermedad es el primer paso para superarla, dicen los médicos. Pero existe una caduca fe de hincha que prohíbe los chequeos. Todo va fenomenal y el que diga lo contrario es un enemigo de club. Pues no. Seguro que entre las muchas personas que ahora ven con inquietud esos problemas del Deportivo, los mismos que desde su dirección se pretenden ocultar, se quejan con la más constructiva de sus intenciones. Es posible que en su mismo bando haya otros con motivaciones menos edificantes, pero la parte no hace el todo. Pedir transparencia no es un método para destruir un club, sino para mejorarlo. Es legítimo. Y si por detrás no hay intereses de otro tipo, hasta elogiable.


Pero hay quien protesta porque varios deportivistas se niegan a decir que todo va bien. Se les acusa de antideportivistas por denunciar la presente situación incluso a nivel estatal. Es parecido a lo que pasaba en la Península hace más de treinta años. Había unos que hablaban con políticos extranjeros y en vez de cantarles que España era la mejor les hacían ver que algo olía mal allí abajo, donde a ellos se les trataba de traidores. Pero si no fuera por aquellas quejas, todo seguiría como hace tres décadas. O sea, asqueroso aunque las folclóricas decían lo contrario.

martes, 5 de junio de 2007

REYES MAGOS

El tópico señala el descubrimiento de la identidad de los Reyes Magos (son los padres, tonto) como el punto final de la inocencia infantil. No será tanto. Los pequeños mantienen ese don muchos años más. Y seguramente en su pérdida ayudan bastante más otras circunstancias, como una discusión entre los padres por ejemplo. También el fútbol puede desempeñar ahí un papel predominante. Hoy se celebrá la Junta de Accionistas de un Deportivo sumido en deudas y disputas económicas. Para muchos chavales que hasta ahora sólo creían en goles, camisetas o la fiesta de ir a Riazor con sus amiguetes; la aparición de este mundo monetario y arisco se habrá convertido en una revelación. Detrás de la felicidad hay números, Por primera vez entenderán que todo tiene un precio, hasta la clasificación de tu querido equipo. De cómo asuman esta nueva y materialista verdad dependerá buena parte de su futuro. Desde luego, mucho más de lo que significó aquella anécdota de los Reyes Magos.

sábado, 2 de junio de 2007

ULTRAJES

Un joven español lleva un par de semanas encarcelado en Letonia porque en medio de una juerga a él y a sus amigos se les ocurrió la desafortunada idea de bromear con una bandera de ese país que colgaba por la calle. Curiosamente, allí juega hoy la selección española. Y muchos comentarios mediáticos de relleno hablan de que sería un bonito gesto que soltaran al chaval y le dejaran ir al partido. Los que lo dicen seguro que no opinarían lo mismo en una situación inversa. Y parecen haber olvidado que en su estado también sigue vigente ese estúpido delito del ultraje a la bandera. Además son los que se callaron cuando la hinchada española (con sus tricornios y ridículos trajes de torero) silbó indecentemente un símbolo universal como La Marsellesa durante la eliminatoria ante Francia del pasado Mundial. Hay que tener cuidado con los patriotismos, generan muchas contradicciones.