lunes, 27 de agosto de 2007

PRISAS, VERDADES Y ERRORES

Sabido es que la precipitación de juicio y la ansiedad son algunos de los males más extendidos en lo que se denomina grandilocuentemente "sociedad moderna". Sin embargo, la lucha contra ese error humano -como lo llamaría Chuck Palahniuk- tampoco puede cegar la realidad. Por ejemplo, ningún equipo está condenado al desastre por un arranque de Liga vergonzoso (como el del Dépor), pero cualquier análisis sobre ese fiasco tiene que remitirse a lo ocurrido y las causas que lo pueden haber provocado, siempre que no quiera convertirse en una simple (y tan extendida) confusión entre los hechos y los deseos personales.
La primera jornada no es una verdad absoluta. Tampoco un fantasma inexistente. Como conoce cualquiera que se haya visto en la tesitura de la opinión, el arranque de una temporada se calibra más en base al proyecto que echa a andar que al primer marcador que haya generado. Porque son vasos comunicantes. No sólo en fútbol.
Saliendo del deporte: los organismos gubernamentales saben (por lo menos ahora) que la mejor forma de evitar los incendios de verano es cuidar el monte en invierno. Volviendo al deporte: sin una preparación entregada y minuciosa (sea con el entrenador en la cárcel o bajo el anonimato de un país que rechaza su disciplina más épica) no se puede entender que Tyson Gay barriera a Powell en los 100 metros lisos de Osaka o que el boxeador alicantino Kiko Martínez conquistara el título europeo a domicilio, en casa del campeón, y por KO en apenas minuto y medio. Pocas hazañas nacen por generación espontánea o en base a engaños mediáticos.
Contra ellos, cada vez parece más claro que la opinión periodística o la narrativa de realidad sólo se pueden intentar conseguir manteniéndose lejos de dos grandes mentiras: 1) La amputación que llaman objetividad 2) La militancia borreguil. Dos lacras tan dañinas como las malditas prisas de la "sociedad moderna".

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