Bilbo. Fin de semana. Sobre las dos de la madrugada. Cerca de San Mamés. Intoxicación general típica de las fiestas de la Aste Nagusia. Tres tipos entablan conversación mientras esperan el inicio de un concierto. La cosa va de fútbol porque unos vienen de ver el debut del Athletic y el otro procede de la ciudad donde antes trabajaba el actual técnico del conjunto vasco.
-Con Caparrós poco fútbol váis a ver...
-Menos vimos el año pasado...
Tras unas generalidades sobre el conjunto local, la charla deriva en curiosidad hacia el del visitante.
-Joder, ¿y es verdad que el Dépor va a desaparecer?
-No creo, si fuera por las deudas seguro que sí, pero en el fútbol hay demasiados intereses, por eso se hace la vista gorda o se va dejando tirar de aquella manera. Al final siempre aparece algún parche....
-A veces el fútbol da asco...
-Está en manos de corruptos, como todo...
-Pues por eso sobrevivirá a pesar de toda la basura que le echan...
-Cierto, yo aún no conozco ni una sola mafia que haya desaparecido
Las reflexiones nocturnas de barra no son estudios serios, pero sí pistas de la sensaciones que genera determinada actividad. Cuando alguien suelta el inevitable "todos los políticos son iguales y asquerosos" sólo está diciendo un tópico facilón e injusto. Sin embargo, eso es lo que piensa muchísima gente. Por algo será. Algún problema habrá. Pues con el fútbol igual. Si se extiende que todos los dirigentes son unos mafiosos y que gracias a ello los clubes subsistirán, lo que sale a la superficie es el síntoma de la enfermedad pero, lo que es todavía peor, también la rendición. Aceptamos comer podrido, no vaya a ser que si nos quejamos sólo podamos tragar mierda. Tristemente, ahora la revolución es ladrar por las noches cuando lo propio sería morder por el día y después brindar, felices y dignos, a la salud del Athletic, del Dépor o del ruido que montaron The Pogues sobre un escenario bilbaíno.
1 comentario:
O caso é que existan gañas de morder pero... ¿hainas realmente?
Penso que todos nós, algunha ou outra vez, ó carón dunha copiña nocturna de licor café, construimos ese tipo de debates barateiros pero que toman o pulso da rúa como ninguén o podería facer.
Un saúdo.
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