viernes, 27 de abril de 2007

FAMILIAS VARIADAS

(Publicado ayer en La Opinión A Coruña)

CAMBIOS DE JEFE

Rodri Suárez

No siempre se corresponde el calado simbólico de una noticia con el espacio que ocupa. Sucede eso porque es más lo que hacen pensar que lo que tienen que contar. Por ejemplo, ayer se supo que una familia de Gijón ha pedido a su Gobierno autonómico que se haga cargo de la custodia de su hija adolescente porque: “No podemos con ella”. O sea, que el desgarro ha alcanzado límites que rompen el sagrado cariño que, supuestamente, otorga el vínculo de sangre. Es un dato importante. Cambian los tiempos y a su par varían conceptos que antes parecían inamovibles, como por ejemplo los lazos y las formas familiares. Los ataduras que imponían las costumbres clásicas (normalmente dictadas por la religión) tienden a soltarse. Ahora y con total normalidad se asumen los matrimonios del mismo sexo, las parejas separadas y, por lo que se ve, también comienzan a darse los divorcios de hijos. Los sentimientos ya no son obligación ni losas eternas, sino frutos que se ganan. Es toda una revolución. Para digerirla mejor, muchos se escudan en que todavía queda un territorio libre de vaivenes, un lugar que no se puede entender sin fidelidad a prueba de bombas: el fútbol. Ellos son los que afirman en cualquier momento eso de que “se puede cambiar de mujer o de partido político; pero de equipo nunca”. Sin embargo, ni siquiera eso es verdad ya.

Por ahora aún son pocos los que atreven a mudar de escudo futbolero. El tema está en manos de arriesgados precursores, como pasa con el asunto de los padres de Gijón. Es lo lógico porque la apuesta parece arriesgada y muy dudosa. Pero por Inglaterra ya se han dado casos. Cuando el Manchester United cayó en las manos de Glazer, unos seguidores contrarios al desembarco ajeno disintieron creando un nuevo equipo que preservara los valores que creían que se iban a perder. Se equivocaron porque si hay un club en la elite fiel a su identidad ese es el United, pero la intención era muy loable. Como lo son las quejas de viejos y minoritarios seguidores del Chelsea, a los que el lujo no ciega y protestan, amenazando con desertar, contra la falta de conexión (en lo sentimental y en el estilo de juego) que sienten con el club desde la irrupción de Abrahmovic.

Una vez conseguidos los objetivos mínimos, el Dépor juega ahora el partido de su futuro. Con la etapa de Lendoiro sugiriendo el cierre, se abren los frentes de su final digno y sobre todo del porvenir. A partir de junio, el club puede quedar en manos de cualquier inversor con posibles. Se rumorea que fuera de Galicia hay los interesados que aquí escasean. Peligroso, porque un Piterman puede liquidar ese emblema centenario que es el Dépor. Si ocurriera, algunos acabarían planteándose el cambio de equipo, muy a su pesar. Pero ¿realmente no hay nadie en A Coruña con capacidad económica y sentimiento para hacerse cargo y conservar los valores de un símbolo como el Deportivo?

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