martes, 13 de marzo de 2007

SOSPECHOSOS

La 'Plataforma por un Dépor trasparente y permanente' ha solicitado una Junta General del club para revisar las cuentas. Es su derecho y por ahora lo están ejerciendo con bastante corrección. Sin embargo, desde la directiva del Deportivo se les acusa de un sinfín de conspirativos males ("os iremos desenmascarando", se lee en la revista oficial) y mediante una exagerada nota pública se les ha recordado que no pueden acceder a los datos personales de los accionistas, como dejando caer que en realidad la intención de estos socios es la de obtener información con la que cometer una ola de robos a domicilio. Se les trata como sospechosos desde el primer minuto. Los aislamientos que genera el poder provocan estos rechazos, estos odios al que reclama lo que le corresponde. Ocurre en muchos sitios.

Los funcionarios del Ayuntamiento de A Coruña iniciaron ayer una acampada en el centro de la ciudad para protestar por su situación laboral. Pero esa acción les costó una larga negociación porque al llegar al sitio elegido se encontraron con un despliegue apocalíptico de fuerzas del orden. Otra exageración. El objetivo, como en el caso del Dépor, es crear una imagen distorsionada. Se plaga el recinto de antidisturbios y así se vende la sensación de que esos pacíficos sindicalistas realmente planeaban lanzar cócteles molotov contra las viejecitas que paseban por los Cantones y sí no lo hicieron fue gracias al acertado dispositivo de seguridad. En estas porquerias estamos. Los mismos que defienden la generosidad de un estado en el que está vigente la presunción de inocencia son los que, silenciosamente, han implantado la presunción de sospechabilidad. Todos somos delincuentes mientras no se demuestre lo contrario.

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