sábado, 31 de marzo de 2007

TEORÍA ENLOQUECIDA

(Publicado hoy en La Opinión A Coruña)

LA CONSPIRACIÓN CULÉ

Rodri Suárez

España es un lugar con larga tradición en el humor negro. También en el absurdo sin gracia. Y en la mezcla de las dos cosas. Nada se escapa a esas tendencias. Ni siquiera las tragedias. Mucho menos la política y el fútbol, dos de los pasatiempos preferidos de los crispados y también de un montón de gente coherente, por fortuna. Esa perplejidad por la cual aquí nunca se sabe si reír o llorar es claramente visible estos días a partir de un hecho tan dramático como debería ser el juicio por la matanza de Madrid el 11 de marzo de 2004. Sin embargo, intereses privados convierten la acción judicial en un coro de chistes disfrazados de verdad oculta. Es la teoría de la conspiración, una creencia que por ahora parece disparatada por la falta de pruebas y que se basa en la supuesta firma de macabros acuerdos entre Al Qaeda, ETA, miembros de la policía contrarios al PP y el PSOE para organizar un sangriento atentado destinado a facilitar la derrota electoral de Aznar y Rajoy. Tiene pinta de delirio. Pero puestos a abundar en el esperpento es de obligación paródica incidir en la otra pata del oscuro conclave, inexplicablemente olvidada por los salvadores de la patria. Y más ahora que el Deportivo le rinde visita. Que la ironía le proteja.

El 11-M y su inaudita gestión simbolizan el fin de una etapa que muchos denominan aznarismo. En lo futbolístico fueron días de blanca galaxia. Sólo Valencia y Dépor opusieron resistencia con éxito al intento de monopolio triunfador que encabezó Florentino Pérez a los mandos de un renacido y millonario Real Madrid. Por entonces, su máximo rival histórico, el Barça, recorría caminos de crisis bajo la desafortunada gestión de Joan Gaspart. Eran tiempos de Raúl y Zidane, no de Puyol y Saviola. De ello disfrutaban José María Aznar y Mariano Rajoy, ambos madridistas. Del primero eran célebres sus reuniones en La Moncloa con amiguetes (entre ellos el ex futbolista Tronquito Magdaleno) para presenciar los partidos de los merengues entre suaves ingestiones de tinto e ibéricos variados.

El Madrid se dirigía a un histórico triplete a principios de marzo de 2004. Dominaba en Liga, Copa y Champions. Hasta que un barcelonista de León apellidado Zapatero ganó las elecciones generales tres días después del horrible ataque a los trenes. En esas fechas empezó a cambiar el ciclo histórico del fútbol español. Comenzó la caída del equipo del presidente saliente, que poco a poco sería sustituido en los gozos por el del nuevo gobernante. Por lo tanto y en base al disparate, el Barça también podría formar parte de la conspiración.

Tres días después de la victoria de Zapatero en las urnas, el Real Madrid perdió la final de Copa ante el Zaragoza. Posteriormente, se quedó en la cuneta en Europa y se desplomó en Liga. Desde entonces, no ha vuelto a tocar un título. Por su parte, el Barça cosechó dos campeonatos domésticos, una Champions y este año, sin ser el más brillante, pugna por el doblete español. Todo desde aquellas semanas de dolor, disputa y cambio político. Son pistas para un buen conspiranoico.

Joan Laporta es el presidente blaugrana que puede presumir de esta gran época culé. Nunca ha renegado de su condición de nacionalista catalán. Por lo tanto, si los teóricos de las ramificaciones izquierdistas del 11-M son consecuentes deberían suponer que Carod Rovira fue su emisario para formar parte de la trama cuando protagonizó aquella triste reunión con ETA en Francia. Así se habría alcanzado el pacto que instauró el régimen barcelonista. A partir de ahí, barra libre. Incluso contactos entre Trashorras y Oleguer.

Tal vez pronto algunos sugieran cosas del tal calaña. Mientras, la normalidad impone que fue el hastío y la prepotencia lo que liquidó la gran época galáctica. Y que en poco tiempo le pasará lo mismo a este enorme Barça. Lo otro es eso, humor negro. Lo malo es que no se sabe si es para reír o, más bien, para llorar.

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