viernes, 25 de mayo de 2007

VEINTE AÑOS

Tal día como (...), 25 de mayo, hace dos décadas, se disputaba un partido en A Coruña. Y era de los importantes. Sin embargo, no fueron más de 15.000 las personas que acudieron al estadio. Las mismas que ahora son tachadas de asistencia mínima. Pero por entonces eran bastantes más de lo normal. Corría 1987 y el Deportivo disputaba la fase de ascenso a Primera División, aquel Play Off que había inventado la Federación para añadir mayor intriga al torneo y luchar así contra el empuje de un baloncesto que por entonces casi trataba de tú a tú al balompié. Así de distintas eran las cosas. Muy pocas permanecen inalterables desde aquella época. En lo que respecta al Dépor, apenas los símbolos, los socios más veteranos y alguna de las alrededor de diez peñas con las que contaba el equipo coruñés. Una de ellas nació aquel 25 de mayo. Por lo tanto sopla las velas (...) aunque ya lo festejó el pasado fin de semana para hacerlo coincidir con otro aniversario de relumbrón, el del título de Liga de 2000, un logro absolutamente utópico en aquellos días de 1987 en los que apareció por primera vez una pancarta en la que se leía un nombre: Riazor Blues.

Se medía el Dépor al Sestao, rival directo junto al Celta en la lucha por alcanzar la elite. Un partido polémico no sólo por la importancia del marcador (ganarían los vascos) sino por la identidad del árbitro, Villena Pena. Ese colegiado era el principal culpable de que los coruñeses estuvieran a esas alturas peleando por subir y no por mantenerse en Primera, puesto que un injusto penalti pitado por él en Oviedo un año antes había dejado, una vez más, al Deportivo a las puertas de los grandes. Volvió a ser gafe aunque la posibilidad de ascender siguió viva hasta dos semanas después, cuando en un derbi plagado de incidentes otro árbitro, Díaz Vega, frustró el ascenso con una inexistente pena máxima a Alvelo. Pero no todo fueron malas noticias aquel día 25. Por ejemplo, se pudo ver lo bien que se manejaba ya por los banquillos el entrenador del rival sestaotarra, un joven Javier Irureta. Otro vasco dirigía al Dépor, Eusebio Ríos. Faltaba una temporada para que volviera Arsenio y para que Lendoiro accediera a la presidencia. Sin embargo, los Blues ya estaban allí.

Jovencísimos y ruidosos, aglutinaban anteriores intentos de formar una peña fuerte de animación en Riazor, como fueron los Irmandiños e incluso los históricos Barrio Sésamo, con los que compartían grada. Su colorido supuso una novedad en aquellos años grises. Y en todo lo que vino detrás, errores incluidos. Pero esos fueron los menos. Porque nadie podrá escribir la mejor historia del Deportivo sin reservarle un hueco preferente a los Riazor Blues. En medio de tantos despropósitos vestidos de importancia como los de Taborda y Conchado, pensar en sus veinte años de vida es una de las cosas que reconcilian con esto del fútbol. Y falta hacen.

La Opinión (24-05-07)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

como riazor blues me emociona que alguen escriba asi de nosotros o de ellos ya que solo llevo 3 años perteneciendo a la peña.
Gracias por agregar mi blog y es todo un honor que un tio con la carrera como la que tienes me agregue.

Un saludo y muchas gracias

Anónimo dijo...

Como dicia unha cancion de "los suaves"
"veinte años sólo veinte
amigos, trabajo
família, ilusión "
ese é o sentimento de RB
Rodri é un crack

Alfredinho dijo...

Encantoume este artigo, e de feito como xa viches púxeno no meu blog co teu permiso (aínda que non mo deras, jeje).
Opino o mesmo que Jose. Ser dos Blues e que alguén escriba algo así sobre nós é algo que tamén che anima a seguir.

Póñoche un link no meu blog.

Saúdos!