(Publicado hoy en La Opinión de A Coruña)
VALERÓN Y GALEANO
Rodri Suárez
Lo cuenta Eduardo Galeano en El Libro de los Abrazos. Un día, un paisano de un pueblo costero de Colombia subió al cielo. Al bajar y armado de la privilegiada visión que acababa de tener, el hombre sentenció que el mundo sólo era “un mar de fueguitos”. “Hay fuegos bobos que no arden ni queman, pero hay otros que arden la vida con tantas ganas que no los puede mirar uno sin parpadear. Y quien se acerca, se enciende”. Trasladada a un campo de fútbol, la frase define perfectamente a Juan Carlos Valerón. Es un fueguito por su aparente debilidad ingrávida, pero si él juega los suyos también. Y se acaba encendiendo todo, público incluido.
Desgraciadamente, alguien tiene en su poder un muñequito atravesado por alfileres en el que se lee la palabra talento. Por si no llegaba con el fútbol plano y embotellado que los tiempos están construyendo, los pocos paraísos que quedan son castigados por el infortunio. El canario tendrá que volver a pasar por el quirófano y parece muy seria la posibilidad de que no vuelva a pisar un terreno de juego. La confirmación del golpe se produjo el martes, su áspero rumor llevaba varios días circulando por los ruidos blanquiazules, siempre bajo el enfermizo secretismo del club. De hecho, el mensaje oficial era de que todo estaba bien, tal y como incluso afirmó algún jugador importante de la plantilla pocas horas antes del triste anuncio. En eso, el fútbol también está alcanzando trabajadas cotas de estupidez. Normal que molesten los que piden trasparencia. De la media verdad basada en la lógica profesional se ha pasado a la mentira directa. Una exageración. Parece que manejan asuntos de Estado. En eso, Valerón también es referencia. “Si se acaba el fútbol pues hay muchas más cosas”, dijo con leve sonrisa mientras valoraba su posible retirada. Tomen nota.
En todo caso, a nadie se le escapa la porción dramática que tiene para el Dépor y para el balompié un posible adiós obligado del Flaco. Cierto que esa es sólo una probabilidad, pero no pasa nada por centrarse en ella ya. Vuelta a Galeano y a su Libro de los Abrazos. Unos indios lloraban delante de una abuela moribunda en la selva amazónica. “¿Por qué lloran si aún no ha muerto?”, preguntó un extranjero. “Para que sepa que la queremos mucho”, aclararon los nativos. Pues eso. Valerón todavía no se ha retirado. Pero que conozca que ya se le añora. “En un frígido fútbol que exige ganar y prohíbe gozar, este hombre es uno de los pocos que demuestra que la fantasía también puede ser eficaz”. Lo dijo, sí, el gran Eduardo Galeano. Se refería a Maradona. Pero bien podría estar hablando de Valerón, uno de esos fueguitos que encienden el fútbol.
2 comentarios:
Q grande artículo...buenísimo..
Sólo me falta alguna referencia a quien debía avivar ese fueguito y no supo. Hablas de qué le pasa a Valerón, pero no de porqué. Y escabulles la responsabilidad que le toca de pleno al inepto y desastroso cuerpo médico del Depor. Una vez más, han demostrado su absoluta incopetencia, dando la razón a todos los jugadores que, antes que el Flaco, huyeron a curarse de sus lesiones lejos, muy lejos de Coruña. El único que (por cortesía e infinitad bondad, supongo) se quedó y confió en esta pandilla de burros, fue Valerón. Y así le está yendo.
Ah bueno, perdón. Antes lo hizo otro buen chico, Manuel Pablo. Y Andrade! que por una rotura de una falange del dedo meñique del pie, se tiró cuatro, cinco seis meses!
ES tan sangrante lo de los médicos deportivistas, que no te perdono que no hayas hecho una sola referencia a ellos en tu artículo.
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